There Are More Things ( Hay más cosas) A la memoria de Howard P. Lovecraft A punto de rendir el último examen en la Universidad de Texas, en Austin, supe que mi tío Edwin Arnett había muerto de un aneurisma, en el confín remoto del Continente. Sentí lo que sentimos cuando alguien muere: la congoja, ya inútil, de que nada nos hubiera costado haber sido más buenos. El hombre olvida que es un muerto que conversa con muertos. La materia que yo cursaba era filosofía; recordé que mi tío, sin invocar un solo nombre propio, me había revelado sus hermosas perplejidades, allá en la Casa Colorada, cerca de Lomas. Una de las naranjas del postre fue su instrumento para iniciarme en el idealismo de Berkeley; el tablero de ajedrez le bastó para las paradojas eleáticas. Años después me prestaría los tratados de Hinton, que quiere demostrar la realidad de una cuarta dimensión del espacio, que el lector puede intuir mediante complicados ejercicios con cubos de colores. No olvidaré los prismas y pirámi
Bienvenidos a El Nuevo Milenio, una revista dedicada a explorar el apasionante mundo de la literatura y el cine. Aquí encontrarás un espacio donde las palabras cobran vida y las imágenes se convierten en un torrente de emociones. Sumérgete en las páginas de los libros más cautivadores, descubre las películas que te transportarán a mundos fascinantes y acompáñanos en un viaje de descubrimiento y reflexión.